¿Sientes que cada día estás en lucha por disponer de más tiempo?

Te dices cosas como: “tengo que darme prisa”, “tengo que llegar a casa más temprano” o “no llego a todo”.

El tic tac del reloj aumenta la presión cada vez más y entonces te dices: “tengo que ejercer un control mayor”, “tengo que tranquilizarme” o “tengo que organizarme mejor”.

Este paradigma constituye un lastre en nuestra calidad de vida. Cuanto más nos esforzamos en gestionar el tiempo para llegar a todo, más aumenta nuestro nivel de estrés, asumiendo más cargas de las que nuestros recursos nos permiten manejar.

Stephen R. Covey, en su libro “Primero, lo primero” nos dice que hay dos factores que nos guían al elegir la manera de emplear nuestro tiempo: la urgencia y la importancia. Según actuemos basándonos en un paradigma de lo urgente o en un paradigma de lo importante, nuestras decisiones influirán en los resultados que obtengamos en la vida.

En el paradigma de la urgencia, el tiempo del reloj es el que dirige nuestra vida.

En el paradigma de la importancia cambiamos el reloj por una brújula que nos guía hacia aquello que da sentido a nuestras vidas. Somos conscientes de qué cosas significan una diferencia sustancial para nosotros, cuál es el sentido a nuestra vida.

Para Covey, el poder de crear calidad de vida no se encuentra en un planificador, en unas técnicas o en unas herramientas, aunque es de utilidad conocerlas y emplearlas; el poder de crear calidad de vida se encuentra en nuestro interior, en la capacidad de desarrollar y utilizar nuestra brújula, de manera que podamos actuar con integridad en el momento de elegir, ya sea en una crisis, al entablar una relación o en el momento de planificar una semana laboral.

Actuar con integridad en el momento de elegir requiere ahondar y desarrollar los siguientes dones que todos poseemos como personas y muchas veces desconocemos o ignoramos:

  1. Profundizar en el autoconocimiento. Examinar nuestros pensamientos, sentimientos, actitudes y conductas. Conocer nuestro talento natural y qué nos mueve a mejorar.
  2. Desarrollar la conciencia. Escuchar nuestro estado desde la observación, la tranquilidad, la meditación, el no juicio y, desde ahí, percibir los principios de nuestro verdadero norte.
  3. Fortalecer nuestra voluntad independiente. La voluntad se fortalece haciendo y cumpliendo promesas. Empezar poco a poco a hacer y cumplir promesas irá aumentando nuestro grado de compromiso y mejorará nuestra confianza en nuestra capacidad para hacer lo que decimos.
  4. Desarrollar la nuestra capacidad creativa. A través de ejercicios de visualización podemos crear nuevas realidades que queramos conseguir. Igual que visualizamos un viaje que nos gustaría realizar y lo empezamos a crear, podemos visualizar otras nuevas realidades que queramos conseguir.

Profundizar y desarrollar nuestros dones nos ayudará a alcanzar metas valiosas y llevar una vida plena, gratificante y equilibrada, en la que nuestro tiempo interior nos guíe.

Feliz día

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