Hace dos días que publique mi post mensual, pero hoy tengo necesidad de volver a escribir después de haber asistido en Instagram al LIVE de @palabrashabitadas.

Me ha producido siempre cierto pudor expresar palabras como amor, compasión, bondad… porque, por una parte, me parecían muy grandes y con mucho significado para nombrarlas y, por otra, las identificaba como expresiones cursis, de buenismo, un poco banales.

Hace unos meses conocí al filósofo, escritor y conferenciante Luis Castellanos. Sus publicaciones “Educar en lenguaje positivo” “La ciencia del lenguaje positivo” y “El lenguaje de la felicidad” junto con su acompañamiento ha hecho que las palabras antes nombradas, junto con otras como gratitud, paz, generosidad, alegría, respeto, esperanza, hayan adquirido nuevos significados para mí.

Las palabras que nos decimos a nosotros mismos y a los demás no solamente no se las lleva el viento, sino que impactan en nosotros, en nuestro presente y en nuestro futuro y construyen nuestra historia, nuestra narrativa de vida y podemos crear una buena historia de vida, un buen futuro para nuestros hijos si aprendemos a habitar las palabras.

Con la guerra se nos ha caído el mundo encima, hemos perdido la esperanza.

¿Cuánto odio se va a generar y no vamos a saber resolver?

La guerra de hoy está creando semillas de odio y rencor para el futuro y necesitamos plantar otro tipo de semillas. Tenemos que contrarrestar la codicia, la vanidad, la opulencia, la explotación, el odio, la violencia, el rencor con semillas de esperanza.

Es una narrativa de la esperanza la que tenemos que construir.

Educar en la honestidad, la comunicación no violenta, la compasión. Habitar la amabilidad, el silencio, la compasión, la empatía, la bondad, la generosidad.

Necesitamos adquirir conciencia y modificar nuestro lenguaje habitando palabras que nos reconcilien con nosotros mismos y con los demás. La sabiduría no se adquiere por la experiencia. Necesitamos parar, escuchar, aprender a argumentar. Necesitamos silencio, quietud, atención.

El primer paso siempre empieza por uno mismo

¿Cuánta paz puedo aportar hoy al mundo? ¿Qué palabras me ayudan?

¿Qué hago cada día para dar soluciones? ¿Qué dirección tiene mi lenguaje? ¿Es un lenguaje que acoge? ¿Es un lenguaje que crispa?

Dice Luis Castellanos: “Seamos guardianes de las palabras que no aparecen ahora durante la guerra”

“Educar en un corazón afectuoso. Educar en un buen corazón”

Seamos valientes y construyamos esperanza en nuestro futuro con palabras habitadas desde un corazón bondadoso. Cuidemos nuestro lenguaje y él cuidará de nosotros. Vale la pena, y la alegría, hacerlo.

Feliz día

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