Mañana finaliza 2019 y nuestros propósitos para el Nuevo Año 2020 son muchos y muy variados; desde los típicos y recurrentes dejar de fumar, comer más sano, ir al gimnasio, apuntarnos a clases de inglés, leer más, ahorrar dinero…, hasta otros más específicos, personales y/o profesionales de cada uno de nosotros. Sin embargo, solamente algunos pocos tendremos la determinación suficiente para llevarlos a cabo.

Según un estudio elaborado por la Universidad de Scranton (Pensilvania, EE.UU.), tan solo el 8% de las personas que se proponen metas en Año Nuevo logra cumplirlas.

¿Por qué nos planteamos año tras año propósitos que finalmente abandonamos?

Para el doctor en sociología Francesc Núñez “caemos año tras año, y a veces toda la vida, porque al pensarlos ya sentimos placer. Cuando uno fantasea con lo que va a hacer, ya empieza a generar sentimientos positivos». Además, los propósitos son un deseo que se proyecta en el futuro: «Normalmente tendemos a aplazar el esfuerzo. Retrasar la fecha en la que queremos empezar a hacer algo nos aporta legitimidad. Hoy puedes fumarte un cigarrillo porque mañana ya lo vas a dejar».

El primer factor para la consecución de nuestras metas es la motivación. Transformar nuestros deseos en acción.

La motivación es el impulso que nos mueve a realizar determinadas acciones y persistir en ellas hasta que veamos el resultado. La motivación está relacionada con aspectos tales como la voluntad y el interés. La motivación es una competencia emocional que nos ayuda a conseguir los objetivos que nos proponemos. Sin motivación la vida puede resultarnos monótona, gris o aburrida.

Sin embargo, la motivación, como habilidad emocional, es variable. Hay días que podemos estar muy motivados por emociones como la ilusión, el entusiasmo o el optimismo y otros días es posible que nos invadan emociones como la desgana, el agobio, el miedo o la apatía, dificultando la acción. Es muy difícil mantener una motivación constante hacia algo.

Entonces, ¿Qué podemos hacer para conseguir nuestros objetivos?

Siendo muy importante estar motivados para para actuar, la energía y la fuerza constantes para que nuestros objetivos y retos se cumplan no es la motivación, sino el compromiso. El compromiso no es externo, no depende de un resultado o recompensa, el compromiso está ligado a nuestros valores.

El compromiso es lo que transforma una promesa en realidad. El compromiso habla de nuestras intenciones. El compromiso exige hacer elecciones y renunciar a cosas. Es el compromiso, por ejemplo, el que hace que una madre de pecho a su hijo en las tomas de la madrugada, cansada y con sueño después de un día agotador.

Cuando nos comprometemos con algo profundamente, hacemos una elección libre y voluntaria para alcanzar nuestros objetivos y asumimos el coste y el esfuerzo que dicha elección conlleva. No hacemos las cosas por obligación, las hacemos porque hemos realizado una elección. Cuando surgen imprevistos los solventamos y los obstáculos no son muros insalvables, sino oportunidades de disfrutar, aprender y poner atención para la mejora hacia el objetivo.

El compromiso tiene la potencia de darnos la posibilidad de decidir activamente dónde queremos ubicarnos cada uno de nosotros ante las diferentes circunstancias de nuestra vida. A diferencia de la motivación, el compromiso influye en el grado de esfuerzo y perseverancia, moviendo nuestra voluntad, pese a la adversidad de las circunstancias.

Por ello, os propongo revisar los propósitos que hemos definido para este Nuevo Año y acompañarlos de nuestro compromiso.

Por ejemplo, si nos hemos propuesto adelgazar parar un momento y tomar conciencia de por qué queremos hacerlo: por salud, por bienestar, por estética…

Cuando tengamos un porqué decidir cómo lo vamos a hacer, trazar una estrategia contestando a estas preguntas: ¿cuándo?, ¿cómo?, ¿con quién?, ¿dónde?… En nuestro ejemplo podría ser: hacer la dieta bajo la supervisión de un nutricionista durante medio año, andar cinco horas a la semana, ir andando al trabajo…

Cuando hayamos definido cómo hacerlo nos queda actuar. ¿Qué vamos a hacer en 24 horas? P.e. llamar y coger cita en el nutricionista, andar una hora lunes, miércoles y viernes a las 18:00 h., contar a nuestra pareja nuestro propósito para que nos ayude…  Empecemos la acción.

Recuerda, no hay éxito sin compromiso

Feliz día

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