Piensa en una persona con la que mantengas una relación de confianza. Describe esa relación ¿Cómo es? ¿Cómo te sientes con ella? ¿Te resulta fácil comunicarte con esa persona? ¿Cuánto disfrutas con esa relación?

Ahora piensa en una persona con la que mantengas una relación de escasa confianza ¿Cómo es?  ¿Cómo te sientes con ella? ¿Cómo es la comunicación?

¿Observas alguna diferencia?

Si tomamos como ejemplo la comunicación, en una relación de confianza puedes decir algo inapropiado o incorrecto y la otra persona te entiende, te acepta; en cambio, con poca confianza sueles ser más medido, más preciso con tus palabras, intentas que no se te malinterprete.

¿Qué significa confianza?

Podría escribir varias definiciones, pero me gusta esta que he leído en el libro “Agilidad emocional” de Susan David y que decía Jack Welch, ex presidente de General Electric (GE):

“Lo sabes cuando la sientes”

La confianza depende de dos factores: la predisposición a confiar y el análisis

La “predisposición a la confianza” es principalmente una cuestión de corazón. Se trata de la tendencia o predisposición a creer que la gente es digna de confianza y del deseo de depositar en ella una confianza total. El grado de esta disposición puede deberse a nuestra personalidad, al grado de confianza que hayan depositado anteriormente otros en nosotros, a la propia experiencia o a una combinación de estos factores.

El “análisis” es principalmente una cuestión de la mente. Se trata de la capacidad de analizar, evaluar, teorizar y tomar decisiones en base a posibilidades e implicaciones. Esto también obedece a diversos factores combinados: habilidades naturales, educación, modo de pensar y experiencia vital.

Pensando en estos dos factores:

¿Tienes tendencia a confiar fácilmente en los demás o eres más proclive a la sospecha?

¿Tienes tendencia a analizar y reflexionar las cosas o dedicas a los problemas la atención justa?

La siguiente matriz de Stephen M.R. Covey nos muestra de una manera sencilla y clara cuatro zonas en las que nos podemos instalar con la confianza en función de nuestra tendencia en estos dos factores:

  1. Zona de “confianza ciega” o «incredulidad» es un planteamiento ingenuo e incauto, apuesta segura para caer en trampas y estafas.
  2. Zona de “ausencia de confianza» sería la “zona de indecisión”. La incapacidad de avanzar por inseguridad debido a un escaso análisis.
  3. Zona de “desconfianza” es la «zona de sospecha». Personas que no confían en nadie, solo en si mismas y basan su toma de decisiones solamente en el análisis.
  4. Zona de “confianza inteligente” sería poseer un “Buen juicio”. Sería “Confía, pero verifica”.

¿Dónde tenemos mayor riesgo?

En la «zona de incredulidad». Confiar en todo el mundo y no cuestionarte nada te acaba quemando.

La «zona de indecisión» es un error, con bajo análisis y baja propensión vas a obtener lo peor de los dos mundos y no vas a actuar.

La «zona de sospecha» es una de las zonas de más riesgo. Analizar, calcular y considerar las cuestiones con detenimiento, pero siendo desconfiado y precavido no amplía la confianza, solamente se mantienen las situaciones bajo control, lo que impide la colaboración, las sinergias e incluso la lealtad de los demás.

¿Por qué entramos en esta zona?

Puede ser una cuestión de perfeccionismo, de falta de fe en los demás. También es posible que pensemos que somos más inteligentes que los demás o que seamos recelosos por alguna experiencia pasada o porque no hayamos recibido con anterioridad confianza de los demás. Sin embargo, quedar atrapados en la zona de sospecha en la cual los demás no son de fiar supone un riesgo y un coste elevados para nuestras relaciones y los resultados.

Sin duda, la «zona de confianza inteligente» es la de menor riesgo y mayor provecho. En esta zona no solamente se crea un juicio fuerte, sino también una sinergia dinámica que da posibilidades infinitas. Se pasa de la sospecha y la cautela a la abundancia. Tener una confianza condicional con aquellas personas que se la estén ganando y una confianza abundante con aquellas que ya se la hayan ganado.

Ante todo no olvidar que, en una confianza abundante siempre debe existir la responsabilidad, un principio que por si mismo ya infunde confianza.

Feliz día

Inma Marco. Coach

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